lunes, 28 de abril de 2008

LITERATURA Y MÚSICA


  • "La saeta" de Antonio Machado cantado por Joan Manuel Serrat
  • "Ausencia" de Miguel Hernández cantado por Vicente Monera

lunes, 14 de abril de 2008

HISTORIA COLECTIVA

Os propongo una actividad relacionada con la escritura, la lectura, las TIC, el trabajo cooperativo...: yo empiezo una historia y vosotros continuáis... Tenéis que leer el inicio y todos los comentarios posteriores. Entre todos (internautas de diferentes edades y de cualquier lugar del mundo) iremos creándola. No olvidéis dejar escrito vuestro nombre y el lugar desde el que escribís.

¡¡VAMOS ALLÁ!!


                      No sabía por qué estaba allí, no entendía nada de lo que estaba presenciando. Deseaba con todas mis fuerzas salir huyendo pero algo me impedía hacerlo...

Había un líquido, pegajoso al tacto, que recubría mi cuerpo en su totalidad y evitaba que pudiera moverme de allí. Mientras trataba de liberarme, apareció una silueta delante de mí. No distinguía bien la figura, pero parecía humana. Tal vez fuese una persona que hubiese oído mis gritos y que venía a ayudarme... O tal vez era algún tipo de bestia con una forma similar a la de los humanos, pues lo veía todo borroso y no distinguía mucha cosa a mi alrededor. (Zeeckz Floyd)

Era todo tan extraño, nunca había estado en un lugar similar. Un sonido me alejó de mis profundas reflexiones. Parecía provenir de la bestia, pero me era familiar... Un ladrido. El sonido era el ladrido de un perro (la supuesta bestia), que se apoyó sobre sus patas delanteras. Lo miré fijamente a los ojos, vi cómo le seguía goteando su baba viscosa. Se sentó mientras parecía que intentaba darme lástima. Después de eso, desperté en mi cama y todo era, o al menos parecía, normal. Pero había algo que no encajaba... (Empi sí o qué)
  
Mis ojos seguían viendo borroso pero pasado un tiempo pude ver normalmente. En ese momento me di cuenta de que esa no era mi cama y no me encontraba en mi hogar. Parecía algún tipo de calabozo, de un aspecto extraño y descuidado. A mi alrededor había varios tipos de maquinaria. Me pareció observar que también se hallaban instrumentos de tortura, parecidos a los que usaba la Santa Inquisición. Inmediatamente busqué una salida por la que huir. Cuando pude darme cuenta, algo o alguien entró de la nada a la habitación y perdí toda visibilidad. (Zeeckz Floyd)

No me era posible ver. Pero aún podía oír. Escuché unas pisadas a mi alrededor. Supuse que eran mis captores. Empezaron a hablar en un idioma que yo desconocía, por lo que me resultó imposible entender su conversación. Por mi mente rondaban diversas preguntas sin respuesta. No entendía por qué me habían capturado ni qué hacía en ese lugar. Pasado un rato, volví a escuchar pasos. Supuse que se iban. "¿A dónde van?", fue lo primero que pasó por mi mente. ¿Irían a por alguien -o algo- más para torturarme? ¿Iban a abandonarme allí, sin visibilidad alguna y totalmente solo, a merced de mi cordura? No sabía qué hacer. El simple hecho de volver a ese silencio sepulcral me aterrorizaba. Empecé a temblar, no de frío, pues en esa habitación hacía más bien calor. Es evidente que mi mente imaginaba cosas que no eran, pero al no ser consciente de la realidad podía ocurrirme cualquier cosa. Volverme loco, por ejemplo. Morir de hambre. De sed. De dolor. De cualquier modo que se me pudiese pasar por la cabeza. Incluso comido por las ratas. Me temía lo peor. ¿Iba a ser descuartizado?, ¿comido vivo?, ¿torturado?, no podía saberlo.  (Zeeckz Floyd)